Evitación experiencial… seguramente es un concepto con el que no estás familiarizado. De hecho, yo empecé a conocerlo recientemente cuando acudí al psicólogo para tratar algunos problemas que llevaba años arrastrando y que no había podido solucionar utilizando mis propias estrategias.

Cuando hemos pasado por situaciones dolorosas, por ejemplo, muerte de un familiar, ruptura de pareja, situación de Bullying (acoso escolar)… tendemos a evitar, en el presente, lugares, personas, situaciones que nos haga recordar y conectar con todas aquellas emociones tan desagradables que sentimos en aquel momento.

Esta estrategia, a corto plazo, nos alivia ya que lo que estamos intentando es protegernos de volver a sufrir y pasar por aquellas sensaciones que tanto daño nos hicieron en el pasado.

Pero, ¿Crees que es una útil a largo plazo? Lamentablemente no. De hecho, muchas de las consultas que recibimos los psicólogos están muy relacionadas con este problema.

Hay personas que han limitado tanto su vida con el propósito de huir de todo aquello que les pueda hacer sentir mal que han dejado de disfrutar, de ser libres para hacer cosas que les producían felicidad y le daban sentido a su vida.

Voy a poner un ejemplo visto en terapia para que se entienda mejor:

Juan, decide ir al psicólogo por miedo a hablar en público. Lo pasa realmente mal cada vez que tiene que hacer una exposición ya que una vez se quedó en blanco realizando una presentación en el trabajo y aquella experiencia le traumatizó.

Desde aquel momento, Juan ha empezado a huir de toda situación en la existe una mínima posibilidad de que tenga que exponerse y hablar para más de 3 personas. Ha empezado a evitar ir a presentaciones de otros compañeros, entrar en proyectos donde se requiera exponerlos al resto del equipo, tareas relacionadas con realizar formaciones, exposiciones, etc.

El problema es que Juan se siente muy mal en el día a día porque vive en alerta y con miedo a tener que volver a pasar por lo mismo. Por otro lado, Juan quiere seguir creciendo en la compañía y tiene las capacidades para hacerlo pero se requiere que presente proyectos en los que trabaja, que participe en las reuniones, realice formaciones a sus compañeros… todo ello muy valorado por su responsable.

Si deja de participar, las posibilidades de promocionar son bastante bajas. Todo esto produce en Juan un sentimiento de frustración y tristeza ya que está limitado y no puede conseguir los objetivos profesionales que tan importantes son para él.

Juan es un claro ejemplo de lo que llamamos evitación experiencial, un fenómeno que tiene lugar cuando evitamos situaciones que nos hagan conectar con pensamientos y sentimientos desagradables. Esta estrategia provoca en Juan el que no pueda conseguir sus objetivos vitales, como por ejemplo, ser valorado por su manager y poder seguir creciendo profesionalmente

¿Hay alguna solución? Por supuesto! Aquí la terapia, en Almería, nos ayuda.,

El miedo se conquista enfrentándonos a él.

Debemos dejar de centrarnos en ese miedo y dirigirnos a aquello que es valioso para nosotros.

En este caso, Juan tendría que dejar de huir de su miedo a hablar en público y volver a enfrentarse a esa situación, a pesar de que sea algo que le produce malestar. De esta manera, estará dando pasos hacia aquello que de verdad el valora como ser reconocido por su responsable y seguir creciendo profesionalmente.

No es algo sencillo de conseguir pero existen diferentes estrategias psicológicas para poner en práctica y acercarnos a nuestros objetivos. Juan pudo volver a exponerse y hablar en público y conseguir buenos resultados profesionales lo que era el objetivo terapéutico que queríamos conseguir.